Hoy en día la empresa y las personas que la forman están viviendo de forma permanente procesos de cambio y transformación. Para afrontar estos procesos con éxito, es necesario poder ver los retos como oportunidades más que como amenazas. La autoestima juega un importante papel a la hora de facilitar un encuadre positivo o negativo de la situación.
En la medida en que creemos en nosotros mismos, ponemos más energía positiva y perseverancia ante los retos y desafíos del entorno. Ello suele llevar a obtener éxito en mayor medida, lo cual refuerza de nuevo nuestra autoestima, cerrándose así un círculo positivo de autoestima y energía para afrontar los cambios.
Lo contrario ocurre desde la autoestima negativa, que promueve un círculo negativo de éxito y tolerancia a la incertidumbre, al cambio, a los retos.
Cuando se menciona el término autoestima dentro de la empresa parece estar fuera de contexto, ¿cómo es posible que en medio de tantos problemas que resolver y tanto mercado que acaparar se hable de que la autoestima de los colaboradores o la del propio jefe o líder tengan el poder de afectar el desarrollo de la empresa?
Por ilógico que parezca, la aceptación de sí mismo es un elemento a considerar en cualquier negocio que se emprenda.
Además, es importante para una compañía detectar quiénes cuentan con un buen nivel de autoestima, ya que estas personas serán capaces de:
- Usar sus conocimientos, intuiciones y percepciones como herramientas para enfrentar con tranquilidad y serenidad las situaciones y conflictos cotidianos.
- Aprender nuevas habilidades, desarrollar capacidades que les permitan satisfacer sus necesidades del presente sin temor a enfrentarse a cosas.
- Tomar conciencia de que cada día que pasa aprende cosas nuevas y sufre cambios, al igual que adaptarse y aceptar nuevos valores y no sentirse intimidado por cambiar de opinión.
- Realizar su trabajo con satisfacción, aprender a mejorar, reconocer limitaciones y errores y solucionar los problemas de la mejor manera posible.
- Tener confianza en sí mismo y en los demás, apreciarse a sí mismo y a los demás y reconocer que todos somos únicos y diferentes.
- Conocer, respetar y expresar sus sentimientos, permitiendo que los demás también lo hagan, además de identificar las situaciones específicas y adecuadas para hacerlo.
- Reconocer sus derechos, obligaciones y necesidades. Defenderlos sin agresividad y desarrollarlos para sentirse pleno.
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